Pagar mas de cinco mil pesos por un vaso de cerveza de 300 ml para sentarme en un taburete, en un sitio hacinado, con poca ventilación, con un nivel de contaminación sonora absurdo donde es casi imposible hablar es algo que ya deje de hacer. La cerveza no es de muy buena calidad y con dos o tres ya se expone uno a un guayabo al otro día y la comida es todo un palacio (reinado) del colesterol, que iría de lujo con una buena cerveza si la hubiera. Pero en verdad lo peor es el hacinamiento, ir al baño, cuando esta con ganas, puede tomar eternidades ya que pasar entre el desorden de taburetes puede incluso llegar a generar problemas cuando se tropieza a alguien. Claro que resulta obvio que para las miles de personas que siguen atestando las sedes el sitio les debe ser muy agradable.