Una experiencia única; su ambiente francés, la atención, la música, la decoración y que decir de los platos; son espectaculares. Empezando por una entrada de hojaldre de pulpo, seguido por una chuleta de cerdo sobre unas deliciosas lentejas y de postre un perfecto mousse de chocolate semiamargo, con galletas tipo waffle en el fondo y unas cuantas blueberries por encima que logran contrastar muy bien los sabores.