Recuerdo cuando este sitio era muy bueno, hace más de unos 10 años cuando comenzaba en ese pequeño local en forma de corredor sobre la 82. La comida era buena y la atención magnifica pues el dueño estaba siempre en la barra pendiente de los clientes, de la comida, de todo. Recuerdo que tenia su reserva de picante guardada solo para atrevidos que conocían el placer de enchilarse. Buenos tiempos que se fueron diluyendo a medida que creció, cuando abrió sobre la 12 mantenía su calidad pero desde que apareció en las plazoletas de comida de los centros comerciales se fue a pique. La comida resulta excesivamente chatarra, los ingredientes se notan que vienen de días y días de congelación, los vegetales se ven marchitos siempre y el sabor de la comida ya no es ni sombra de sus inicios, los tacos al pastor son de llorar por lo malos. Lástima que uno de los buenos sitios de comida chicana en Bogotá se perdió.