Es un sitio escondido en Úsaquen, pero con solo sentir el olor, dan ganas de entrar. Cuando quieran algo diferente, rico y realmente especial, éste es el sitio perfecto! Ideal para tomar onces en familia, especialmente un domingo. La decoración, es graciosa y acogedora. Lastima el servicio, es lento y a los meseros no les interesa atender bien. Recomiendo el roscón de Baileys, es absolutamente delicioso!!!