El pollo en cualquiera de sus modalidades es espectacular. De entrada sirven un pan al horno delicioso. Recomiendo especialmente el pollo rostizado en champiñones. Una sola queja, el sitio es muy abierto y en las mesas que dan a la calle se pierde la privacidad, por los vendedores y la gente que pide dinero, es realmente incomodo. Debería tener un encerramiento que no perdiera la esencia del lugar y si llueve, se debe escoger otro lugar, para almorzar o cenar, los precios son aceptables y buen servicio. Es un lugar al que siempre quiero ir.