Es sin lugar a dudas de los mejores restaurantes de comida hindú de Bogotá y quien le cocina es su dueño. El lugar es todo menos agradable, sin mencionar que cierra temprano, que a veces le limitan las porciones porque el chef solo hizo 20 empanaditas...en fin. Todo eso finaliza apenas pruebe el primer bocado. Vale demasiado la pena ir. Eso si, lleve alka seltzer.