Como bien saben la ubicación de este restaurante no es acorde al precio de los platos, fácilmente pueden cobrar lo mismo que un exclusivo establecimiento de la zona G o similares, por supuesto al ser al lado de un san Andresito no es fácil la movilidad, eso sí aunque muchos no lo saben el sitio tiene convenio con un parqueadero a la vuelta de la esquina (preguntar al vigilante). Debido a todo esto y adicional a que el mobiliario hasta raya con un sitio que hace un intento, poco convincente, de dar elegancia al ambiente. Pero tiene un lado muy amable y por el que vale la pena, la comida es muy rica, fiel a los sabores clásicos, la mayoría de las porciones son las adecuadas (aunque los acompañamientos pueden llegar a quedarse cortos) y en el caso en que pidan algún plato por tamaño les aseguro no van a quedar decepcionados. El coctel de camarones como entrada está bien preparado, muy colombiano y es rico si a ud le gusta ese sabor, personalmente me parece una entrada deliciosa. De platos fuertes podría recomendar la cazuela de mariscos gratinada (la "marineros" tiene un plus de langostinos y muelas de cangrejo), la de solo camarones es deliciosa para aquellas personas que no les gusta mucho los mariscos (si, las hay), el arroz tripleta y la parrillada de mariscos, todo siempre acompañado de arroz de coco y patacón. Ya se pueden imaginar que la selección de vinos es más bien pobre y pueden irse más mejor por una limonada de coco que acompaña estos platos magistralmente. Desgraciadamente este restaurante tiene otro "pero" y es que si va a ir, prepare su bolsillo porque lo va a sentir, los precios me parecen un poco excesivos teniendo en cuenta que uno no solo paga por la comida sino por el ambiente y el servicio, por lo que una limonada (la anteriormente mencionada) de casi 12.000 y un pargo de más de 50.000 para este restaurante se puede comparar con El Buque o La Fragata. En conclusión, mi consejo es que para mí el sitio merece que se pegue el viaje, juzgue y vuelva si le gustó o simplemente téngalo presente para cuando vaya por esos lados de la ciudad, no es para ir de plan romántico o descrestante pero puede complementar muy bien un día de compras. ¡Provecho!