Desde la ventana del primer piso puedes ver los panes recién horneados y antojarte con otros productos de pastelería. La casa tiene 3 pisos y nos ubicamos en la terraza del segundo que es petfriendly. La estética de la casa es vintage y rústica, el servicio amable y muy cariñoso con las mascotas. La comida estuvo bastante bien, el bictec a caballo fue un punto alto. Los ingredientes se sentían frescos, las porciones son un poco pequeñas pero compensan con un gran sabor.