Fui con mi marido e hijos. Nos atendió Joel, quien desde el primer momento en que entramos, nos dió sus recomendaciones, que fueron excelentes, nos animó a probar la chicha peruana que nos sorprendió gratamente. El ambiente familiar de decoración casera. Sirven muy rápido y nos dieron opción de compartir los platos a medida que iban saliendo así que todos comimos de todo y caliente. Todo lo que comimos estuvo muy bueno, nos encantó la jalea, el Chaufa y el lomo salteado. Nos habían advertido que solo se podía pagar en efectivo, y nuestra única sugerencia es que habiliten pago con tarjeta.