Lugar casi escondido (es parte de su encanto), se accede por una pequeña puerta “anónima” a una terraza maravillosa, llena de verde, con una ambientación muy chévere. La comida es particular, seguramente no liviana pero absolutamente varios platos despiertan toda la curiosidad de los comensales. Está bueno volver de vez en cuando a respirar este aire de libertad.