El restaurante es bastante interesante, tiene diferentes ambientes uno de ellos permite ver la cocina abierta y distraerse mientras preparan los platos, otro es más sobrio y elegante, con finos detalles y muy bonito. La comida que sirven en Carmen es diferente a lo tradicional, la preparación y presentación es muy cuidadosa pero no llenó mis expectativas, las porciones son demasiado pequeñas y los sabores aunque buenos no están acorde con lo que se paga por ellos. El servicio apenas aceptable, visitar Carmen fue una experiencia interesante pero no pensaría en repetirla.