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Siempre he creído en el equilibrio entre la calidad y el precio. Este lugar lo tiene, lo que te comes, lo vale. Es cierto que un bocadillo, o un mini bocadillo o caprichos con pan, se pueden encontrar o más baratos, o mas cargados. Eduardo Madrid, como buen panadero, conoce de medidas, y la medida, sincera, forma parte de la filosofía de su panadería/pastelería. Hay de todo, zona dulce y zona salada. Yo soy comensal de productos salados, pero la carta tiuene un amplio abanico de sorpresas dulces: tartas de limón y merengue, de manzana y almendras, bizcochos generosos de chocolate, delicias como las galletas con troncos de chocolate, que se suelen acompañar con una selección de tés y cafés. En mi primer asalto a un lugar que dispone de 8 mesas y con un servicio puntual y atento, he disfrutado con un bocadito que estaba compuesto de jamón serrano, salami, mozzarela, aceite de oliva y un pan al que le llaman ciabatta, de miga tierna y una corteza bien horneada y crujiente. hay variedad en los panes, y aciertan, el kaiser es el pan alemán blando con semillas de amapola, en este caso, abierto para recibir una dosis de jamón dulce, cervecero, queso holandés suave, cebolla, tomate y lechuga (me encajaría rúcula). el pan esta bañado discretamente con dos salsas: la golf y la de hierbas, ambas sencillas y buenas compañeras para los sabores que deben dominar. Uno no sabe que prefiere, que sea el pan (buenísimo) o los rellenos (acertados) como sabor dominante, en todo caso, vale la pena volver unas cuantas veces para jugar con los contenidos que hay en las grandes pizarras que cuelgan de la pared de Eduardo Madrid. El café americano? muy bueno, aromático. Me quedé con las ganas de probar la galleta de queso azul.

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