Sin pretensiones. Y eso convierte este restaurante en un lugar adecuado para ir probando platos tex mex. Los taquitos y los burritos son buenos, el chef no te impone la temperatura de la diversidad de picantes que contiene la cocina mexicana y uno puede elegir, eso si, de vez en cuando, ese exceso de salsas puede llegar a cargar la riqueza primaria y esencial del plato. La decoración no engaña, el servicio tiene voluntad y es cercano, eso si, la ubicación lleva el San Benito de caer pegado junto al lado de la 43 (av poblado) y si eliges una mesa al aire libre, te llevas las gracias del trafico. Y para burradas, el burro grande, bueno y especificar al camarero que no lo carguen de salsas. No es un cinco estrellas pero tampoco un simulacro de cocina mexicana. Recomendado para peatones de rancheras.