Uno de los mejores de Medellín. Comimos pulpo, espectacular. El asado de tira y el codillo de cochino, imposible que fuesen más blandos. El postre fue una torta de chocolate con helado casero de maracuyá. Una delicia. Es de estos sitios de los que no has terminado de salir y quieres regresar para seguir degustando. El ambiente ameno y bien decorado. La atención fresca, jovial y amable. Sin duda una excelente experiencia.