El Valle de Anton es un lugar que con los años se ha convertido en un destino para quienes buscan pasar unos días lejos del bullicio, el estrés y el calor calcinante de la ciudad. Es por esto que en el se pueden encontrar restaurantes para diferentes gusto y paladares. Está Vez, nos tocó Bruchettas. AMBIENTE: Está en la calle principal, con vista a la vida cotidiana y tranquila del Valle. Es fresco con muchas mesas de madera en la terraza, incluyendo un reservado con diseño rústico y de piedra. Los Baños súper limpios y bonitos, con spray, gei, papel, etc, etc.10/10. SERVICIO: El servicio fue bueno, a tiempo, con amabilidad y cordialidad. La comida no demoro casi nada. 10/10. COMIDA: Entradas: Almejas al ajillo: Muy buenas, nada que las tintinga de otros lugares, pero buenas. 9/10. Pan de ajo: me perece que el pan lo hacen ahí, ya que su textura es diferente, es algo gruesa, lo que es bueno para comer con las almejas. 10/10. Plato fuerte: Pollo asado con tapacones: normal. 9/10. Ensalada Cesar: Se que una ensalada es una ensalada en todos lados, pero creo le faltaba algo de vida. Igual los productos eran súper frescos. 9/10. Derretido de queso con papas: bueno. 9/10. BEBIDAS: Agua PRECIO: Las Almejas al Ajillo costaron 8.25, la ensalada griega de salmon 13.25, la ensalada Cesar de Salmón 12.75, el derretido de queso 6. 75, el pan de ajo 2.50. En total pague 44.00 + la propina. Para ser 4 personas me parece muy buen precio. NOTA: Deben cambiar las sillas, o por lo menos algunas, están en muy mal estado, en cualquier momento dejan a alguien en el piso. DESICION FINAL: La comida fue buena, pero no una experiencia para los sentidos y el paladar. Si volvería.