La verdad es que no entiendo muy bien qué pudo haber pasado. Siguiendo las reseñas de este restaurante, pasamos de la opción de comer a la orilla de la playa y fuimos a probar sus platos. Decepción mayúscula! Ni fotos quise tomar. De entrada unas gambas al ajillo que vinieron rebosantes de salsa, picantes de más, acompañadas de 4 tristes rebanadas de la flauta más blanca que se puedan imaginar, y sin una gota de aceite de oliva. Pero lo peor aún estaba por llegar. El plato fuerte fue un arroz caldoso de langosta que, aunque tenía arroz, parecía una sopa de mariscos en su lugar. Mil conchas mal trabajadas, algunas partidas haciendo hasta peligroso el plato, y cuatro pedazos de langosta que debieron haber llevado horas de cocción porque ya estaban duras y agarrotadas. No puedo decir que volveré a intentarlo....