La experiencia en este lugar fue mágica. La atención es lo máximo, la comida es deliciosa, la vista espectacular. Gustavo es un excelente conocedor de café y la cata es brutal. De entrada un cóctel de camarones y de plato fuerte un pescado confitado con crema de langosta es waoooo. Las porciones son muy buenas, pero el sabor está a otro nivel. Super recomendada la estadía.