Me ha ido bien en las dos visitas que hecho. Recuerdo que en la segunda visita comí berenjenas y pizza de carne. Ambas cosas estaban deliciosas, sobre todo las berenjenas. Ambos platos en porciones generosas. Pedí una copa de vino y me llenaron bastante la copa. El ambiente es muy agradable, rodeado de naturaleza. Lo único malo es que había un perro que insistía compartir con nosotros la velada y por más que me ahuyentaba, volvía con cara que yo era el que debía irse.