Es un restaurante al aire libre, muy pequeño y familiar. El sabor riquisimo y la experiencia de probar una comida tan deliciosa y casera estilo italiano hace que valga la pena el precio. Es la segunda vez que vamos y sugiero al que este en el area que pase. Fines de semana sugiero llamar para confirmar si hay espacio. El dueño muestra el menu en un tablero lo que indica buena rotacion de platos en el menu. Mi esposa y yo quedamos facinados con los mejillones gratinados de entrada.