Un restaurante con un auténtico sabor panameño, un menú exclusivamente autóctono. Los precios están sumamente accesibles y valen lo que cuestan los platos. La atención es la esperada para este tipo de restaurantes, el tiempo de espera fue de escasos 10 minutos y las bebidas son generosas en tamaño sin importar el que pidas. El ambiente es muy campechano, te hace sentir que efectivamente estás camino a las provincias del interior de Panamá.