El restaurante tiene un bonito ambiente que encaja bien con el concepto arquitectonico general del hotel. Desafortunadamente la comida, nada memorable, vino acompañada de un servicio malo. Por momentos hasta 6 jóvenes, compartiendo amenamente sin atender ni mirar hacia los comensales. No ofrecieron vender bebidas adicionales según fueron consumidas, ni postre al final. La cuenta la presento una joven haciendo globitos con el chicle que saboreaba. Increíble...