Quizás el restaurante con el ambiente natural más hermoso camino a Boquete, con la imponente vista de las montañas en primerísimo plano, que flanquean el río Caldera abajo. Servicio inmejorable, bebidas de frutas muy frescas y la comida meritoria, llena de los toques personales de un buen chef. Recomiendo ir a la hora del almuerzo. no de la cena, y así poder apreciar la naturaleza en toda su majestuosidad.