La primera (y única vez que fui) fue hace más o menos un mes. Siempre me llamó la atención visitarlo, y luego de saciar mi curiosidad, lo taché de mi lista. Fui con mi novia y unos amigos a cenar un sábado en la noche. Yo ordené unas chuletas de cerdo con patacones que me parecieron muy normales y corrientes. Nada destacable. Acompañé mi comida con una soda de botella que me la cobraron a precio de una de 1 1/2 ó de 2 litros. Los demás comensales ordenaron carnes, pollo y algún marisco, muy regulares y caros para lo que fueron (igual que mis chuletas). El servicio fue regular: la mesera nos atendió con pocas ganas, olvidando algún plato y con algo de torpeza a la hora de atender. Aunque puedo decir que la comida no demoró y eso siempre es bueno. Sin embargo, no hace olvidar la atención de la mesera. El ambiente lo salva: un bohío fresco con abanicos hace correr el fresco durante el día (cuando hay sol de desierto, eso es apreciable) y refresca bastante la noche (cuando no sopla brisa). Me parece bastante apropiado para una locación en una comunidad del interior del país. A pesar de su ambiente, la calidad de la comida y lo exagerado de los precios me hacen abstenerme de ir a este lugar. Habrá gente a la que le gustará este restaurante, pero lamentablemente, no soy (ni creo que sea) uno de esos.