Pude ir varias veces y probar casi todo el menú pues me hospedé 4 días en el hotel donde está el restaurante. Las presentaciones eran elegantes pero las comidas tenían sus altas y sus bajas. Las entradas bastante agradables (causa de pulpo, hongo portobello, ensalada, ceviche, etc.). El pollo era bueno (medallones, pollo con fetuccini y salsa de vino marsala), la hamburguesa también buena, la entraña buena. Comí algo muy difícil de encontrar en cualquier otro lugar: risoto de guandú con leche de coco: muy rico, pero venían con unos langostinos cuyas cabezas eran el doble de tamaño del cuerpo (muy poca proteína para alimentarse), pequeños y muy pasados en coción pero con un muy buen sabor. Muy poco meseros y por lo tanto muy ocupados pero amables y con buena actitud. El paisaje es espectacularmente fantástico. Deben visitar este lugar.