La comida es muy rica, especialmente los desayunos, las ensaladas y las cremas. La atención es horrible, pésima, fatal. Son muchos saloneros para poca gente y aun así demoran: te miran desde el mostrador y vienen a traer el menú al menos 10 minutos después. Van trayendo las comidas una a una y cuando todos terminamos de comer, avisan al último que faltaba para recibir su plato, que "no tienen más". Esto jamás nos había pasado en ningún restaurante, ni siquiera en los peores. Por más buena que sea la comida, no vale la pena amargarse el día con tan mal servicio.