Viernes de quincena, lluvia cayendo como si el cielo también estuviera estresado… caos total en San Francisco. Pero llegamos a 5inco con hambre, ganas y buen humor, y desde el primer bocado supimos que todo valía la pena. El chicharrón enroscado: crujiente, sabroso, adictivo. El pollito sin culpa: jugoso y lleno de sabor, como para no arrepentirse de nada. El ambiente: cálido, con buena iluminación y música que acompaña sin invadir. El servicio: atento y relajado, justo como se necesita después de un día loco. Definitivamente, volveremos. Y ojalá sin lluvia, pero si llueve… también.
1 Me gusta