Me parece un lugar demasiado bonito y tranquilo, ideal para disfrutar de un buen café y buena compañía. Pude observar a varias personas trabajando también. Adoré la vibra de las flores, la variedad de lugares para sentarse y los pequeños puestos para los amantes de los libros, ropa y accesorios, además de las flores. El matcha estaba bueno, solo un poco más ligero para mi gusto (suelo tomar matcha muy puro), y el pastel de la casa riquísimo, con una textura esponjosa y un dulce en su punto, sin empalagar. Definitivamente iría nuevamente para probar otras opciones de su menú.