La atención fue muy amable, todos lucían una sonrisa muy sincera y recibimiento muy ameno. Ordenamos un clásico para la entrada, el famoso takoyaki (cuidado, se queman si no lo dejan enfriar un poco) y estaba bastante rico. De plato fuerte otro clásico, nada más que el Tonkotsu Ramen que estaba bueno gracias a su caldo con gran cuerpo como es de esperar de este plato. Por último, la bebida fue un recomendado de la salonera que nos atendió de una fruta japonesa con sabor cítrico y gas, no recuerdo el nombre pero estuvo muy refrescante.