Mi esposo y yo éramos clientes frecuentes de este restaurante. Luego de mucho tiempo, se nos presentó la oportunidad de venir, aprovechando para conocer las instalaciones remodeladas. Iba muy entusiasmada ya que extrañaba mucho comer el hígado encebollado de este local. Mi esposo ordenó un club sandwich y yo el bistec de hígado. Al probar el hígado sentí que tenía un sabor muy amargo y le sentí un olor a dañado. Le notifiqué a la mesera y retiró el plato. Luego la joven regresó a decirme que en efecto, probó mi comida y estaba dañada. No me ofrecieron ninguna disculpa y cuando solicité la cuenta, noté que me cobraron por el pan de la casa. Le pregunté a la mesera el por qué me agregaban ese cobro ya que no ordenamos pan y me respondió que el pan venía de cortesía con el bistec de hígado,ñ. Pero, debido a que devolví la comida dañada, ellos procedieron a facturar el pan. Definitivamente mo volveremos a este restaurante.

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