Fuimos por primera vez a este emblemático Café Coca Cola, con la intención de llevar a mi mamá quien visitaba mucho el barrio de Santa Ana. Solo pedimos una parrilla mixta, la misma tenía pescado apagado, chuleta, pollo, carne y chorizo, porción responsable y bien presentada. También pedimos una orden de patacones, todo recién hecho. Jugos naturales de naranja con zanahoria y remolacha con limón. Los precios bastante accesibles y el lugar con su encanto tradicional.