Siempre es buen día para ir a comer a un restaurante Italiano, tenía que probar el Centollo di San Blas, una pasta servida en el caparazón del centollo, gran acierto por lo vistoso del plato y su gran sabor, también hay que mencionar que el tiramisú está delicioso. el ambiente del lugar es muy agradable, y la atención es de alto nivel, cuidan en detalle, además que te asesoran sobre todo el menú, me atendió Stiven… Salidos, volveremos.