Pedimos una parrillada para dos personas, las porciones son bastante generosas y el término fue exacto al solicitado, la atención es amable, el ambiente del lugar simula aquellos lugares antiguos donde se iba a almorzar los domingos en familias, y no hay mucha renovación, creo que es de alguna manera lo que intentan conservar, para mantener la tradición de antaño en un ambiente marcado por la Argentina de los años 50 y 60, cuadros con la imagen de Gardel y muebles muy antiguos son la pauta. El postre sí fue algo magnífico el nombre es Martín Fierro es una tarta helada y tiene un toque de Café, Galleta y crema, muy recomendada
1 Me gusta