Este rincón escondido, sigue siendo mi lugar favorito para picadas japonesas. Y uno de los lugares a donde mi esposa nunca dice que no. El lugar es pequeño, pero vale la pena visitarlo. La atención es buena, y siempre te explican si hay algo que desconozcas. Las picadas son diferentes y siempre tiene unos especiales del día, que no aparecen en el menú; pero los colocan en la pizarra. y vale la pena probarlos. No te limites a probar de todo.