Siempre he recomendado este restaurante con los ojos cerrados. Desde el primer día que llego este restaurante a Panamá, ha sido mi favorito en alitas. Seguiré recomendando la sucursal de Marbella. En esta ocasión la joven que nos atendió fue grosera, no estuvo pendiente del pedido ya que no anotó unas papitas de un plato y se le repitió; Nos trae nuestra entrada (nachos) y se demoró en traer platos , cubiertos, etc. Mi soda se la solicité a su compañero porque ella no aparecía. Nuestro plato fuerte (las alitas) tuvimos que esperar más del tiempo habitual ya que tuvimos que esperar que el otro joven saliera y decirle que por favor fuera a la cocina ya que estaban tocando la campana incansablemente y la chica no iba no obstante eso le gritan desde la cocina y sale corriendo y demora aún más. Regresa con nuestro pedido pero por la textura de las alitas las volvieron a freír o calentar, porque estaban durísimas y secas y no son así. Para pedir la cuenta fatal. Si la joven de lentes, con cabello enrulado los va atender, CÁMBIENLA.