Al llegar a la plaza adonde queda Maral encontramos un super buen parking y los valet parkings no nos permitieron estacionarnos y nos obligaron a usar sus servios lo que me parece fatal. Cuando entramos a este lugar quedé impresionada. Un lugar super bonito, diferente con una vista espectacular. Todo iba bien hasta que recibí una malísima atencion, la comida estaba 3.5 y los precios muy altos. La selección de vinos por copa malísima. El ambiente que tenia mucho potencial lo dañaron al poner la misma música con el mismo ritmo que parecía que escuche la misma canción toda la noche. Fuimos a un área reservada adonde cabían alrededor de 30 personas y nada mas permitían que tuviéramos 4 cuentas abiertas. La verdad no volvería a este lugar muy decepcionante.
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