La comida muy rica, fuimos en grupo y reservamos el privado, lo que fue bueno porque afuera es ruidoso en la noche, difícil para conversar. Las entradas todas llaman la atención, las empanadas de ropa vieja estaban sabrosas, el carpaccio de carne rico, y eso que no es un plato que coma, y el toscano con mantequilla de aguacate, el pancito rico. En plato principal el porkbelly crocante, recomendadísimo, jugoso, lleno de sabor y buena porción. Los risottos lucían ricos, así como las carnes a la brasa. Las pastas no, un amigo pidió y quedó un poco decepcionado, poca la porción y con poca gracia. Regresaré.