Siempre con excelentes crepes que puedes ver y seleccionar de un menú físico impresionante por su tamaño y la calidad de las fotos que invitan a pedirlos todos. La calidad y la presentación de los platos es impecable y a otro nivel. Sobre los licuados, creo que la opción del dulzor y la temperatura debería ser del cliente. Decirle a uno que, por ejemplo, no le pueden poner ni hielo ni azúcar al jugo de marandina, hace que pierdas al cliente. El local es amplio; pero ya debieron hacerle cambios además de descolgar las imagenes de Botero. La atención sí es muy lenta hasta con el salón vacío.