La comida la definiría "estándar", buena, normal, del montón. Según la ocasión este lugar se presta para una reunión entre amigos o de negocios. Buen ambiente familiar también. Su localización es inmejorable. El servicio pretende pasar por muy atento al más puro estilo americano con un camarero diciéndote su nombre (que no te suele interesar mucho), pasando mil veces a preguntarte si todo está bien (incluso interrumpiendo la conversación de la mesa) y llevándose tu plato de la mesa cuando todavía estás masticando el último bocado. En la última ocasión fui con un compañero de trabajo y nos regalaron un cocktail de cortesía para probarlo y saber nuestra opinión... ¿genial?... pues no, nos regalaron ¡uno! ¡para los dos! Nos quejamos y la solución fue: ¡dos carrizos! Nos lo tomamos a risa, pero nos pareció bastante lamentable.