Hace unos días tuve la oportunidad de visitar este hermoso lugar, y desde el momento en que llegué, quedé fascinada. Pedí unos huevos turcos que resultaron ser una verdadera delicia, y los acompañé con unas exquisitas mimosas de sandía, que fueron la combinación perfecta para una mañana espectacular. El ambiente acogedor del lugar me hizo sentir como en casa, y la atención del personal fue inigualable, siempre atentos y amables. Sin duda, este sitio ha dejado una huella en mi, y estoy deseando regresar pronto para disfrutar de otra experiencia tan gratificante.
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