El domingo en la mañana fuimos a desayunar, y al llegar vemos un gran charco de agua derramada por un perro que estaba allí con sus dueños. No soy partidario de animales en el interior de un restaurante. Ordenamos un desayuno de Emparedado de bistec, muy rico, con cebolla caramelizada, acompañado de papas fritas, excelente. El mio fue un desayuno Coffee Max, con huevos revueltos con pavo y huevos, e incluye waffles con sirope, café y jugo. Demoraron bastante en traernos la orden. Los huevos ricos, el café delicioso, pero cuando probé el jugo de papaya no tenía sabor absolutamente a nada. Pido que me lo cambien por otro café, y la respuesta de la mesera es que lo podía mejorar echándole azúcar. Yo no quería agregarle azúcar, y dije que no lo quería, que mejor me lo cambiara por un café, y el dueño o encargado le dijo que no se podía sacar otro café. No lo tomé, se lo llevaron pero me lo cobraron igual. Mal servicio, no de la mesera, si no de su dueño. Una lástima tratar mal al cliente por no querer darle un café a cambio. No voy a regresar.

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