Es una experiencia única. La villa tiene su historia y en cada detalle se observa la elegancia y realeza. El servicio es 10 de 10. Todos saloneros y gerentes muy atentos y amables. La comida con un toque delicado y muy afinado. De cortesía te sirven pan de la casa . Luego pedimos una sopa thailandesa y una ensalada grelhada que estaban perfectos. De plato principal yo pedí una corvina frita que era de otro mundo y mi esposo un mero espetacular. cómo era mi cumpleaños nos brindaron un postre y foi muy simpático. Vale 100% la experiencia.
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