Fui almorzar con mi hija y nos encantó el lugar. Primero la armonía que tiene el restaurante con la decoración, simple pero elegante. El menú tiene pocas opciones pero muy delicioso, los dulces del bakery muy buenos. De postre pedimos del bakery una dona rellena de pistacho y para llevar un croissant de galleta. El servicio me gustaría que fueran más atentos y no que uno está llamándolos para x o y servicio y más cuándo solo éramos dos mesas ordenando entradas, plato fuertes y postres. Sin embargo, volvería sin duda ya que no fue toda la distancia el servicio algo distante y mi hija le encantó.