Fuimos a celebrar el cumpleaños de mi esposo, sin tener reserva llegamos a este sitio. No tenia muchas espectativas, ya que prefiero restaurantes que esten solos en sus plazas y no compartiendo con tantas opciones. Nos ubicamos en una pequeña terraza, nos encantó, luego el servicio súper acogedor,amables y detallistas. La comida buenísima!!! 100 de 100 parrillada de mariscos y la pizza, el chef Andrea nos regaló parte de su tiempo y sin duda un maestro de la cocina. Para finalizar nos regalaron una botella de champaña, sólo eramos tres, y la atención fue insuperable por el mesero. Muy recomendado!
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