En realidad, y conociendo el origen de este restaurante y sus propietarios, no esperaba menos, sin embargo, lograron impactarnos mucho más allá de lo esperado. Desde el excelente gusto, sobriedad, elegancia y sencillez de la decoración hasta la exquisita experiencia gastronómica de cada platillo, debo reconocer y asegurar que este restaurante tiene un sitial entre los primeros lugares en el Casco Antiguo y tambien en el resto de la ciudad. Solo fuimos mi esposa y yo y aún cuando compartimos la entrada y el postre, las porciones tienen excelente tamaño. De entrada pedimos patacones con camarones y una salsa con muy sutil sabor de curry para nada invasivo y acompañado con un chutney de piña con ají chombo que tampoco estaba muy picante y un encurtido de cebolla morada encurtida y cilantro... espectacular. De plato fuerte pedimos el pulpo fuerte San Lorenzo y el Arroz meloso, ambos Deliciosos y excelentemente bien preparados. El pulpo estaba muy bien cocido y además muy suave, tanto así que no requerí del el uso del cuchillo para partirlo, pero aun así estaba crocante por fuera. El arroz meloso con sabor a sancocho es algo que no se puede explicar... hay que probarlo para entender cómo se traspasa nuestro tradicional sabor del sancocho a un platillo con arroz. El postre fue la Mamallena de "PerezHills" suave, muy sabrosa y crocante por fuera, caramelizada y con helado de vainilla encima, refrescante y dulce sin empalagar. Creo que si hay que resumir y escoger la mejor característica de este restaurante sería el "Balance" entre los múltiples y diferentes ingredientes de cada plato. Debo añadir que el trato de cada uno de los que nos atendió en la mesa fue de primera, con toda la información sobre la comida, los eventos, la temática e historia del restaurante y otras posibilidades de atención ya que tienen un área más privada. Recomendado al 110%, sin duda alguna.