Hoy fuimos a almorzar para seguir festejando el cumpleaños de nuestra hermana. Decidimos por este restaurante, pero lo decidimos a último momento así que no reservamos. Cuando llegamos, nos dijeron que todas las mesas adentro estaban reservadas. No nos quedó más remedio tomar una mesa en la terraza. Gracias a Dios que nos dieron una mesa en donde arriba había un abanico. Eso ayudó mucho para no sentir ese calor sofocante. Pedimos varias entradas para compartir. Esta vez nos encontramos con nuevos platos fuertes. Algunos prefirieron probar los platos nuevos, mientras que yo pedí lo mismo de la vez pasada…Chow Mein de Pato…porque me gustó mucho. Esta vez lo encontré más dulce que la última vez. Pedimos dos postres para compartir. Uno ya lo habíamos probado. El Ni Limón, ni Mandarina era el nuevo postre y a mis hermanos les gustó muchísimo. La atención muy buena.

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