Fuimos gratamente sorprendidos por la variedad del menu, la excelente atención de parte de su Chef Jonathan, quien nos explico las características de cada uno de los platos, y por la calidad de la comida. Probamos las empanadas ecuatorianas, el pollo laqueado, el arroz oriental y el chaufa, todos excelentes. Fue una experiencia culinaria superior dada la calidad de los ingredientes y la inteligente mezcla de diferentes sabores y texturas. El restaurante es pequeño, nada pretencioso pero acogedor. Volveremos por mas.
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