Fui a Blame Kiki desconociendo que es un restaurante de Kosher de leche y para mi sorpresa la comida estaba muy rica; la verdad es que difícilmente te haría falta la proteína (cárnica) en sus platos. Ordené el Lunch Break, que a mi parecer estaba a un precio muy módico dependiendo del plato fuerte que escojas, pero eran muy buenas porciones en relación a su costo. Además, la comida se sentía muy fresca. Por otra parte, el servicio es muy bueno. Tuve a una salonera fija muy amable, pero el personal en general lo es. El ambiente es 10/10, se presta el restaurante para organizar brunches, celebrar cumpleaños e inclusive para ir de cita con tu pareja. Hay opción tanto exterior como interior, pero está igual de ambientado.