tenía más de 20 años de no ir a este restaurante y no defrauda. A pesar de que pareciera que el tiempo se detuvo porque son los mismos muebles y los mismos salineros, la atención es excelente y la calidad de la comida imbatible. Solo pedimos entradas para compartir, croquetas de bacalao y arañitas, estuvieron de primera y el vino Verdejo no pudo ser mejor selección. Trataré de volver más a menudo
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