La llegada y el parqueo no es lo mejor. El tráfico puede ser desestimulante para la mejor velada. Sin embargo al llegar, la atención, los aromas y la decoración generan un efecto cálido y acogedor muy interesante. Al final el ambiente se sintió afectado por la presencia de un borracho grosero de una mesa que al parecer discutía con alguien en su mesa. Algo circunstancial pero que limitó mi disfrute e hizo que decidieramos retirarnos antes.
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