Vinimos porque mi hijo se a vuelto fan del Mongolian Beef. El ambiente senti qué le falto ese toque mas de restaurante y no de fast-food. La comida llego a tiempo y muy buena pero la relación precio si me parece un poco caro. Algo que nos decepcionó fue que no ofrecen tazas de arroz blanco y solo el clásico arroz frito qué para dos personas es demaciado. En overall una experiencia buena pero no me mató.